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  1. Seguimos con la traducción de Fifty Abusive Moments in Fifty Shades of Grey, un artículo escrito por una sobreviviente de Violencia Doméstica, que nos muestra el libro es una verdadera apología al abuso y violencia en las relaciones sentimentales.

    Cincuenta Momentos Abusivos en '50 Sombras de Grey' - Parte IV



    1.      ¿Extrañaban la manipulación? ¡PORQUE ESTÁ DE VUELTA! En el capítulo 21, Ana ha decidido que definitvamente se quedará con su madre por unos días. Pero primero, ella y Christian tienen sexo en su escritorio. Después de eso, Christian le susurra cosas tiernas y le dice cómo ella "lo seduce", para luego preguntarle si de verdad tiene que ir a ver a su madre. Ana responde que si, que le gustaría un poco de espacio para poder pensar. ¿Y qué hace Christian en respuesta? “abruptamente se retira, haciendo que me contraiga de dolor”. Así es, señoritas. Él logra que esté adolorida “allí abajo” y luego se pone todo resentido y callado con ella. Porque eso es amor, ¿no es cierto? Quiero decir, ese tipo de comportamiento no es en absoluto un intento de manipulación para que permanezca con él, usando la negación del afecto hasta que ella cambie de opinión… ¡¿Verdad?!  Eso tiene el efecto deseado, obviamente, porque cuando Ana va a ducharse poco después, empieza a preguntarse si ha hecho algo malo para hacer que Christian sufra ese cambio de humor. Noticia de última hora: Ana, no hiciste nada malo. Sólo estás en una relación abusiva.

    El té no abusará de ti. Sr. Grey si lo hará.

    2.      ¿Más amenazas, alguien? Si estoy empezando a sonar poco seria en este punto es porque es la única cosa que me detiene de pincharme los ojos con agujas y gritar “¿POR QUÉ? ¡ESTE HOMBRE ES DESPRECIABLE! ¡¿POR QUÉ A LAS MUJERES LES GUSTA?!”. Como dice mi padre: “El humor negro; es como lidiamos con la Fuerza”. Siendo sincera, soy miembro del Ejército Anti Cincuenta Sombras y maldita sea, voy a pasar a través de este blog aún si mi humor tiene que ser más negro que el delineador de un gótico. De cualquier modo, estamos en el capítulo 22 y Ana se marcha para ver a su madre en Georgia. Christian cambia su pasaje a primera clase, lo cual es un gesto lindo, excepto por el hecho de que ella no recuerda haberle dado la información de su vuelo. ¿Es éste es otro caso de acoso? Ella le envía un mensaje desde el aeropuerto para agradecerle el cambio, ya que eso le ha permitido tener un mensaje de un “joven muy agradable”. Christian, siendo un ogro posesivo, responde: “Sé lo que estás intentando hacer – y confía en mí – has tenido éxito. La próxima vez estarás  en una bodega de carga, amarrada y amordazada en un contenedor. Créeme cuando digo que mandarte en ese estado me dará más satisfacción que mejorar tu boleto”. ¿Y Ana? No es capaz de saber si es está bromeando o no, porque lo cree capaz de cumplir esa amenaza. ¡Absolutamente romántico! 

    3.      Mira quién acosa. Siguiendo la broma de Christian (¿lo era?), Ana le envía un mensaje para decirle que no lo ha encontrado divertido y que decirle cosas como esa la asustan. Ella le recuerda, además, que la razón por la que ha ido a Georgia es porque le es difícil pensar con claridad cuando está con él y necesita más espacio. Es aquí en donde una buena pareja diría “Ok. Le daré unos cuantos días de espacio y cuando ella vuelva, retomaremos en donde nos quedamos sin terminar”. Pero no, Christian es un pedazo de mierda abusivo, posesivo y acosador. Así que en lugar de eso, le envía un correo diciéndole que estaba bromeando sobre ponerla en un contenedor y sutilmente empieza a manipularla para que piense que cualquier problema que puedan tener en su relación yendo cuesta abajo es a causa de su incapacidad (de ella) para comunicarse de la forma apropiada. Él finaliza su mensaje prometiendo que se mantendrá lejos de ella mientras visita a su madre, lo cual no debería ser difícil, ya que está cerca de tres mil kilómetros de distancia. Pero es Christian de quien estamos hablando… así que desde luego, antes de que siquiera ella se haya marchado por 48 horas (puede que ni siquiera 24, no puedo recordarlo), Christian se aparece sin aviso en el bar donde Ana está bebiendo junto a su madre. Y él sabe donde su madre vive y cuál es su nombre completo, sin que Ana siquiera le haya facilitado esa información. Porque es un acosador obsesivo y trastornado. Y se supone que nos parezca hermoso y dulce y apasionado el que la haya seguido miles de kilómetros cuando ella explícitamente le ha pedido espacio, porque así es cómo E.L. James hace que Ana reaccione una vez que se repone del impacto. Pero recuerda: Ana pidió espacio. Christian una vez más pone sus necesidades por encima de las de ella. Acosó  a su familia. Esto no es sexy ni romántico. Es controlador y peligroso y viéndolo escrito como algo romántico me hace enfermar en término físico. Oh, ¿Y la mejor parte? Ana se preocupa de que ÉL esté merodeando por ahí porque está enojado con ELLA. No ha hecho nada que justifique un viaje de miles de kilómetros para gritarle, pero su primera reacción es creer que ella ha hecho algo malo. Y eso es gracias a toda la manipulación pasada. Nuevamente, conozco todo eso por experiencia.

    4.       De vuelta al juego “una regla para mí, otra para ti…” Anastasia le cuenta a Christian que no es feliz, porque apenas ella tomó el avión, Christian fue a cenar con su ex, “La señora Robinson”. Ana le explica que ve a la señora Robinson como una pederasta, lo cual es correcto, tomando en cuenta que sedujo a Christian en una relación sumisa y sexual cuando éste no tenía edad de consentimiento. Christian está irritado con Ana por tener un problema con eso y se rehúsa a discutirlo más allá. Comparen esta conducta  con la forma en que reacciona al descubrir que Ana fue por un trago con José (amenazó con golpearla por ello). Una regla para Christian, otra para Ana. Esta relación es enteramente desigual. Esta relación es abusiva.

    ¡Mira! Una bolsa para el mareo de '50 Sombras'! Porque sí; el abuso convertido en "amor" me da ganas de vomitar.

    5.       El mantra del abusador… una vez que Pavoroso McAcosador y Ana están de vuelta en el hotel, Christian empieza a abrirse un poco más sobre su niñez abusiba. Y otra vez, es usada no sólo cómo una explicación de por qué disfruta del BDSM (lo cual es un insulto a  mucha gente que gusta de ese estilo de vida sin tener que sentirse arrastrado a ello por algo terrible de su pasado) sino para que Ana no cuestione su actuar, sino que lo acepte silenciosamente, porque él no puede evitarlo. TON.TE.RÍAS.  Ya que el hace este numerito de “este es el motivo por el que estoy tan jodido” (y tras haber tenido una pareja abusiva que contaba la misma estupidez, puedo decirles que si alguien intenta siquiera manipularlos de esa forma, SALGAN CORRIENDO), Ana decide abrirse a él sobre sus sentimientos tomando en cuenta su “acuerdo”. Ella le dice que no puede ser alguien que no es y que no quiere ser su sumisa. Christian se ríe de ella y luego comenta de forma casual sobre su relación BDSM continuando como algo normal – incluso reconociendo que ella no es una buena sumisa – porque, maldición, Christian quiere toda esta tontería del BDSM, ¡¿a quién diablos le importa si Ana lo desea o no, eh?! ¿Real significado de sus palabras? “Siempre que sigas las reglas… podemos quizá hallar un camino a seguir”. Básicamente "escucho lo que estás diciendo, pero no. Esta relación está bajo mis condiciones”. También se le conoce como “El Mantra del Abusador”. Este tipo es un imbécil. De hecho, en el capítulo siguiente, cuando Ana se inclina por una relación menos sumisa, le dice “Te quiero sumisa en mi cuarto de juegos. Te castigaré si te apartas de las reglas.” Incluso después, en el último capítulo del primer libro, Christian llega tan lejos como para decirle a Ana que espera que siga sus reglas “todo el tiempo”. Negociación Estilo Christian Grey. Estoy lista para renunciar furiosamente a esta vida.

    6.       Ataque físico real. En el capítulo final del primer libro, Ana hace lo que ella ha estado evitando a lo largo de toda la novela; le dice a Christian de que no está verdaderamente dispuesta a ser castigada. Christian, como a todos los cabrones abusivos, le responde manipulándola y recordándole que ella le dijo en su sueño que jamás lo abandonaría. Ana entonces se siente obligada a quedarse con él y le pide que le demuestre cuán dolorosas se pueden poner las cosas. Él procede a golpearla – duramente – con un cinturón, seis veces. Ana se queda sin palabras por el dolor y no usa la palabra de seguridad. Ella cuenta los golpes y su voz es descrita como “un sollozo estrangulado”, por lo que creo que está bastante bien para nosotros asumir que suena trastornada. Christian no para preguntar si ella está bien, como un amo real, sabiendo que ésta es la primera vez que ella ha experimentado dolor real en una sesión. En lugar de eso, sigue golpeándola mientras Ana llora. Después Ana se marcha. Y si el libro hubiera concluido de esa forma o incluso detallando su recuperación de la relación abusiva, no tendría un problema tan grande con todo esto. Pero no. Nos trasladamos directo al segundo libro…

    7.       Aún acosando, aún no respetando el espacio personal de Ana… Ana se alejó de Christian al final del primer libro, ¿sí? Le dijo que nunca podrá darle lo que necesita y tampoco él puede ser lo que ella está buscando, ¿cierto? Así que Christian hace lo que lo que cualquier acosador con respeto por sí mismo hace y le envía rosas y una carta en su primer día de trabajo; luego empieza a enviarle correos y preguntándole si le gustaría dar una vuelta por la exhibición fotográfica de José. ¡Ah, qué dulce! Pero no, no realmente, porque a) él sólo quiere ir para poder ser posesivo y aterrador y asegurarse muy bien de que José no mire a Ana de la forma equivocada y b) quiere verla para así utilizar su terrible tristeza por perderla para manipularla y que vuelva con él. Pero hey, porque E.L. James nos dice que eso es romántico, DEBE SERLO.

    Ah, mi amado "GRAN NO". Te extrañaba.

    8.       Posesión otra vez – porque nunca pasa de moda. Christian asiste a la exhibición fotográfica con Ana y ve siete retratos grandes de ella colgando en el muro de la galería. Procede a comprarlos todos porque “no quiero que ningún extraño te coma con los ojos en la privacidad de su propia casa”. Ella te dejó, hijo de puta. Ella no te pertenece – jamás te perteneció, para ser justos – así que no depende de ti quién se la come con los ojos. Pero por supuesto, Christian aún cree que es dueño de Ana.

    9.      Estás sacándome de quicio, hombre… Ok, ¿abusadores?  Les gusta torcer las cosas de modo que nunca seas quien esté equivocado. Segundos después de la aterradora posesividad que vimos más arriba, vemos a Christian diciendo cosas bonitas de cuan relajada se veía en las fotos. Ana le dice que estaría más relajada a su alrededor si no insistiera en intimidarla tanto. Él le responde que tiene que aprender a comunicarse más. Tal como ven, Ana intenta ser abierta sobre cómo él la hace sentir y él está derrumbándola porque no puede aceptar ningún tipo de crítica. Jamás. Imbécil.


    10. Oh, esperen. ¿No acabamos con la espeluznante posesividad? Siendo un maldito controlador, Christian opta por insistirle a Ana que abandone la exhibición fotográfica y ella acepta porque él ha pasado un libro entero manipulándola en aceptar lo que él dice. Ella se despide de José y él le da un abrazo bien apretado. Esto cela tanto a Christian que una vez que están apartados de la galería, la acorrala en un callejón oscuro y la besa, diciéndole “Tú. Eres. Mía”. No, no lo es. En ese momento, ustedes están separados. No tienes derecho alguno de estar sujetándola en callejones, o en cualquier otro lugar para el caso.

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